Son las ocho de la noche y el teléfono no suena.
Viernes. Juventud. ¿soledad?
estas vestida y con la llave en la mano. Es el momento donde algo adentro tuyo te dice que no te arrepientas. Sabes que es un tema menor, pero la incertidumbre te mata.
No necesitas demostrar nada, porque todos saben que sos libre. Te sentís prisionera en este momento, no queres ataduras y sabes que la única persona capaz de desatarla, sos vos.
Te paras, saludas, abrís la puerta y te vas, En una soledad tristisima, pero sabiendo que el calor humano es posible de encontrar.
Das vueltas. Perece que te arrepentís. Llegas. Y pensas: ¿por qué?
Te armas de valor y entras. Ya esta! estas ahí, ves faros encendidos.
Aparecen nuevas naves, los marineros bajan y ves que la soledad era una falacia en tu mente.
El camino de regreso es completamente otro panorama. Volves alegre y mas que nada feliz porque sabes que podes actuar con determinación. Que las situaciones limites y no tan limites forjan tu espiritu, que se llena de voces, y canciones. Imágenes y aromas.
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