martes, 8 de abril de 2008

Llegar a casa.

Bajas del colectivo, y la noche fría te envuelve. Tu respiración es profunda y pausada, contenes el aire en tus pulmones por mas tiempo. El pecho de deshincha y aplana contra los suaves latidos de tu corazón.
Casi como si fueras un soldado de marcha a la guerra, vos marchas camino a tu casa, con el miedo y el dolor de lo incierto.
Observas las casas de tus vecinos no conocidos, ves las luces de los autos que te ciegan y también te producen miedo. Los perros ladran y las sombras de los arboles oscilan sobre el alumbrado obscureciendo la totalidad de la calle.
4 cuadras, 400 metros, 1312,335 pies. Son infinitos
Llegas a tu casa, pero no sabes si abrir la puerta, porque el miedo viene detras tuyo y quizas quiera entrar...
Pones las llave, giras, y abrís. Entras.
El calor acogedor, hace que con un largo suspiro puedas sacar el aire que contuviste 5 minutos, relajas las manos.
Mision cumplida. Llegaste Entera@

2 comentarios:

Gayetita! dijo...

por eso mismo, empecé defensa personal.

saludosss capa! =)

El Mar en el Alma dijo...

Es buenisimo ese texto!!!!
me gusto mucho
=)