de las luces que a lo lejos,
van marcando mi retorno...
Son las mismas que alumbraron,
con sus palidos reflejos,
hondas horas de dolor.
Y aunque no quise el regreso,
siempre se vuelve al primer amor.
La quieta calle donde el eco dijo:
Tuya es su vida, tuyo es su querer,
bajo el buron mirar de las estrellas
que con indiferencia hoy me ven volver...
Volver,
con la frente marchita,
las nieves del tiempo
platearon mi sien...
Sentir... que es un soplo la vida,
que veinte anos no es nada,
que febril la mirada
errante en la sombras
te busca y te nombra.
Vivir,
con el alma aferrada
a un dulce recuerdo,
que lloro otra vez...
Tengo miedo del encuentro
con el pasado que vuelve
a enfrentarse con mi vida...
Tengo miedo de las noches
que, pobladas de recuerdos,
encadenan mi sonar...
Pero el viajero que huye
tarde o temprano detiene su andar...
Y aunque el olvido, que todo destruye,
haya matado mi vieja ilusion,
guardo escondida una esperanza humilde
que es toda la fortuna de mi corazon.
Vivir... con el alma aferrada
a un dulce recuerdo
que lloro otra vez...
Muchas veces se vuelve a los lugares, a la gente, a los sentimientos, al odio, y a la soledad. Según dicen no hay peor ciego que el que no quiere ver.
El dolor que siente mi alma al ver que no te puedo ayudar es tan enorme como el universo, Pero yo no quiero caer con vos en tu abismo.
Y sufientes caidas tengo en mi haber, y la verdad, necesito que, sin que te lo pida, estes dispuesta a levantarme. Tal como tantas otras personas, sin conocerme se propusieron hacerlo, no sé, quizás, me esté victimizando, pero no ayudas, en absoluto.
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