Es que, por mucho que lo he intentado no he podido demostrar lo contrario.
¿Cuántas habrán sido las veces que pensé en decirte algo y no he logrado sobreponerme ante tu oscura mirada? ¿Cientos? ¿Miles? ¿Dos? ¿Nunca?
Nunca, esa es la cantidad justa, de las veces que no lo logre.
Siempre pensando y soñando. Siempre eligiendo el momento, el lugar, y la vestimenta adecuada.
Pero ocurre, que nunca llegas, ocurre, que siempre mentís, y ocurre que no me valorás.
Ocurre que te olvidé, voy a cada lugar, a cada rincón, pero no puedo recordarte, no logro distinguirte.
Te perdiste entre las sombras de la desconfianza y los colores de la locura. Tu locura.

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