domingo, 16 de noviembre de 2008

Viernes. 4 a.m


- Habla pibe. Ya no tenés salida.
Francisco no entendía como de estar en una reunión con amigos, paso a estar en esa habitación con dos personas muy poco amigables y mal olientes.
- No sé de que me están hablando. Hace dos horas que me tienen acá y no me dicen porque. Ni siquiera se si son policías o qué.
Si Francisco sabía de que hablaban, y también sabia que algún día llegaría ese momento, donde todas sus teorías se convertían en realidad. Para él existían dos clases de personas en el mundo. Las que nacen para vivir y morir, sin mas razones y complicaciones, y aquellas que habitan en la tierra para observar todas y cada una de sus maravillas y desgracias.
Él, según su autocriterio, formaba parte del segundo grupo. No sabia cuando, ni como, pero en algún momento comprendió que era un espectador especial de la vida mundana y que ello era su bendición.
No importaba si no tenia trabajo, si estaba peleado con su madre, o si el país enfrentaba alguna crisis... Sentía que cada vivencia, era un tesoro que solo en su alma podía guardar.

- Dale nene, no tenemos toda la noche, vos sos amigo de Luisito y Nicolás, y sabes que ellos no andan en moco de pavo.
- Mire don, todo bien, pero yo solamente los conozco, no se siquiera se sus apellidos ni donde viven. Nos hicimos en la noche.
- Bueno si andas en la noche, Sabes algo... ¿Dónde están? No me digas que no sabés. Decime algo, cualquier cosa.
- No sé que decirle, porque usted tampoco me especifica, vió. Yo no se que se puede hablar y que no.
- Decime un lugar.
- El faro.
- El faro de la costa?
- El barrio, fuimos un par de veces, pero yo jamás baje del auto, y siempre fuimos de noche.
- Ves que si querés podés?

Osea que si Francisco decía pero no reconstruía estaba bien. No le gustaba compartir lo que era de él lo único que lo hacia sentir que tenía algo. Tenía calle, tenía mundo. Y eso, eso lo hacia sentir el hombre mas poderoso del mundo.

jueves, 6 de noviembre de 2008

Yo estoy, Tu estás, pero el nosotros no está

Amaban reposar juntos después del amor, imaginando que en ese contacto pasivo recuperaban las horas perdidas, en que él la ignoraba, y ella lo velaba.
Es que las pasiones desenfrenadas llevan a finales tristes y dolorosos. Los amantes pueden poseerse mas allá de toda distancia, y con solo un pensamiento invocar al otro.
Tantos años espero ella que el amante despistado se diera cuenta de su amor, que ya no recordaba los sabores de la juventud. Desde aquella tarde de mayo en una esquina de un barrio pintoresco con casas bajas lo conoció y no pudo jamás dejar de pensar en su existencia.
Él en cambio, estaba muy ocupado con su exitosa vida, con tantas mujeres bellas y bien parecidas que no pensaba descansar hasta no tenerlas todas. Sus amores fugases en noches eternas llenas de sustancias eran mucho mas que todo.
No recuerdan el momento exacto, pero de una noche para otra ya no pudieron separarse, primero como simples conocidos, luego como una sola persona indivisible.
Sin embargo el tiempo fue pasando y las palabras nunca llegaron, ese sentimiento de unión que sentía el uno por el otro, jamás se concretó. Cada cual en su mundo amó al otro sin siquiera atreverse a arriesgar perder eso tan hermoso que los unía.
¿Vivir con ilusión, o morir con intrigas sobre lo que no fue?

domingo, 2 de noviembre de 2008

De princesa a bufón


¡¡¡Muy buenas tardes!!! saludaba la princesa a su público, que ignoraba su sangre azul.
Sin duda esa niña, de ojos redondos y marrones había olvidado también su procedencia. Es que la vida la llevo a bailar con colores para entretener a la gente y poder comer. Sin tener donde dormir, a quien obedecer, y saltando de la niñez a la madures.
Esos ojos que no miran nada, pero que vieron todo.
Mientras uno observa su arte puede ver un ser libre, pero preso de tantos males
Pobre princesa destronada, nadie se preocupa por ella, nadie le avisa que sus cordones están desatados y se puede tropezar.
Es que para ella, toda la vida es un juego, y no se preocupa por el mañana, que quizás, es muy probable que nunca llegue.
El día la sorprende despierta, y el hambre en el desierto, y la noche nuevamente con los bolsillos llenos, repleto de amores adictivos, que se convierten en odio.
Pobre la princesa, no sabe que la observo y que me apiado de ella, pobres sus cortesanos que la acompañan y se pierden en la eterna caravana del no pensar!
Princesita! Princesita! Necesitas parar, tenés que volver a tu reino y gobernar!