domingo, 14 de diciembre de 2008




Supo que tenia algún ser especial que la cuidaba, desde aquella noche en que su corazón, desahuciado de tanta tristeza producida por la soledad eterna, encontró un halo de luz y esperanza por la cuál vivir. Desde entonces, cual el ángel que le anunciaba a una virgen el nacimiento de su hijo inmaculado, él estuvo allí.
Ella lo sintió cada instante de su vida, imaginandolo, llamandolo, necesitandolo. Hasta que un dia, aquel angelical ser, que salvole alguna vez su vida, no estaba más. Nunca lo habia estado, y nunca lo estaría jamás.
Es que, en algunas ocasiones, los angeles se caen del cielo. Al suelo. Subsuelo.
Se apagan, se pierden, te muerden.
No supo buscarlo, no quiso encontrarlo, no pudo mirarlo. La vida terrenal suele ser un poco mas complicada, las señales se ignoran, las corazonadas se pierden.
Alli lo vió, de pie, en la obscuridad, lo ignoró, lo odio. Era tan solo un simple mortal, sin alas, sin luz, sin fe.
Alli lo vió, y supo que nunca podría ser.

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